El trastero del corazón

El trastero del corazón
Contenido:
Aperturas:
- I Vacío
- II Síntoma
- III Esquema de un rapto
- IV Rapto del alma
- V El corazón niño siempre
- VI
- VII
- VIII
- IX
- X
- XI
- XII
- XIII
- XIV
- XV
- XVI
- XVII
- XVIII
- XIX
- XX
- XXI
- XXII
- XXIII
- XXIV
Apertura I
Vacío
I
El vacío es mirar, una vez perdida la ilusión,
Por los rincones, el auge del desorden,
Cómo el polvo va ocultando el fondo,
Ácaros del sueño, libros inacabados, notas,
Difuminado el ímpetu impulsor de ayer..
El vacío se aloja en el corazón desierto,
Aviva la llama de lo abominable y traduce
Lenguajes oníricos: quejas localizadas y hondas,
Deseos ocupando el sitio destinados a no serlo,
Imágenes muy vivas:
II
Verme desnudo
y ya sin la costra del pasado a cuestas.
Liberado del peso de los chantajes:
Siendo simple admirador de lo que admiro.
Ahora que conozco la sombra del vacío,
Me apresuro con mi hacha de luz, aún,
A socorrer los interiores oscuros de mi ser,
Haciendo añicos los marcos
Para que no me pongan ventanas en los ojos,
A descomponer la inercia habituada,
Y a pernoctar de nuevo, aunque esté solo,
Bajo un cielo nítido que restaura la mente.
Apertura II
Síntoma
Se han ido los largos días de la negación,
Los angostos pasillos de la impaciencia,
Los cajones vacíos de recuerdos inservibles,
Las manos que estrangulaban la ansiedad.
Y con ellas, el rechazo que no justificaba
La pobre angustia.
El rapto lento de mi alma
Hacia los fondos pantanosos
De la locura tan débil...
Y los amigos sin alma... se han ido
Y en su lugar se instaura
La luz ansiada en trazos y sueños,
La pulsión viva de lo definido... al fin,
La inmensa llanura de serenidad creciente.
El sorbo dulce de un beso esperado sin tristeza.
La inagotable sensación de haber nacido dentro,
Despierto el ángel que detenido se iba muriendo,
Ahora cobra vida y recupera el aire,
Alojándose y cómplice entre mi sangre,
Adhiriéndose cual horma a mi corazón.
Apertura III
Esquema de un rapto
Vigilante la mirada se esparce,
Repasa el material disponible...
Cómo no emanan lúcidas ideas
En desestimados momentos.
Cómo se impone la pereza
Y desfigura el carácter.
Senilidad combate a la energía
Y descienden del cielo
Las grandes paréntesis.
Cerrando la equis de la pasividad,
Repitiéndose infinita,
Cuando la inocencia aún procura
El salvavidas...
Apertura IV
Rapto del alma (Baudelaire)
Son los segundos.
El frío de las paredes.
Acuarela pálida de la memoria.
Son inaudible del pasado,
Que graba la piel
Y disipa el alma.
Son las paredes
El frío en la piel
Memoria monocroma del recuerdo
Que cuartea la visión
Y absorbe el alma.
Apertura V
Un vaso de plástico rueda
Arrastrado por el viento
En la calle ancha y solitaria...,
Como esta ilusión sin nombre.
Los tamarindos del paseo
Mecen sus ramas ya secas
Cómplices de tanta miradas.
Y besos robados
en los bancos vacíos de la plaza.
El abuelo que cruza cabizbajo,
deteniéndose ahora,
con grisáceo mar de fondo;
y el corazón sediento,
niño siempre,
preparándose para el ocaso
que le aguarda.
Apertura VI
En el fondo creo en Dios,
En la bondad del silencio.
Hay piedras que lloran y confiesan,
Un amigo desconocido que sueña,
Una porción de aire que nos pertenece.
¿ Qué prisa nos mueve a negar el infinito?
¿Qué evidencia nos mantiene impasibles?
¿Qué aire nos empuja sin detenernos?
En el fondo creo en Dios
Por la evidencia del silencio.
Apertura VII
¿En el fondo creo en Dios
O en la bondad del silencio?
No hay solo una respuesta.
Hay piedras que lloran
Y no expresan su dolor,
Un amigo desconocido aun
Que me sueña,
Un lago de secretos
Apertura VIII
La verdad esconde secretos
En el trastero del corazón.
El pozo de tiniebla sofocante,
El moho que asciende a la mirada.
Las desdichas propias y ajenas,
Que corroen con el tiempo,
El mal que existe entre la belleza,
El sufrimiento callado,
Y los placeres cotidianos.
Y aun con miedo se mantiene
La ventana tímidamente abierta...
Apertura IX
La verdad es una cuartilla
Escrita en silencio,
Inmerso en ella, absorto,
Abandonado ese momento de todos.
En este tránsito de vidas,
En esta vía delimitada
E incrédulamente humana.
Donde se goza y se jacta
Cuando se ignora el resto
Y quien anda confundido
Se hunde para siempre
En las ciénagas inmundas del desprecio.
El odio común.
Y el laberinto mental.
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