
Apertura IV
Rapto del alma (Baudelaire)
Son los segundos.
El frío de las paredes.
Acuarela pálida de la memoria.
Son inaudible del pasado,
Que graba la piel
Y disipa el alma.
Son las paredes
El frío en la piel
Memoria monocroma del recuerdo
Que cuartea la visión
Y absorbe el alma.
Apertura V
Un vaso de plástico rueda
Arrastrado por el viento
En la calle ancha y solitaria...,
Como esta ilusión sin nombre.
Los tamarindos del paseo
Mecen sus ramas ya secas
Cómplices de tanta miradas.
Y besos robados
en los bancos vacíos de la plaza.
El abuelo que cruza cabizbajo,
deteniéndose ahora,
con grisáceo mar de fondo;
y el corazón sediento,
niño siempre,
preparándose para el ocaso
que le aguarda.
Apertura VI
En el fondo creo en Dios,
En la bondad del silencio.
Hay piedras que lloran y confiesan,
Un amigo desconocido que sueña,
Una porción de aire que nos pertenece.
¿ Qué prisa nos mueve a negar el infinito?
¿Qué evidencia nos mantiene impasibles?
¿Qué aire nos empuja sin detenernos?
En el fondo creo en Dios
Por la evidencia del silencio.
Apertura VII
¿En el fondo creo en Dios
O en la bondad del silencio?
No hay solo una respuesta.
Hay piedras que lloran
Y no expresan su dolor,
Un amigo desconocido aun
Que me sueña,
Un lago de secretos.
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