Terminal Babilonia -Updated- -Muestra-
Diálogo con sombra
- Te he visto.
Cruzando el puente hacia la otra orilla
con el alma volando en tus ojos.
- Te has ido luego.
Así nacen las sospechas
que sólo resucitan imágenes,
con el significado exacto.
Reaparecen los augurios,
violáceos trasatlánticos
regresando del Adriático,
en zigzag sobre relieve geográfico.
Mostrando tu petición primitiva.
Ahora por el túnel de equipajes,
éxodo masivo de la alegría para mañana.
Grúa con pies de pato
levanta moles pétreas,
pilares que abarcan soledades
hace ya un sueño de caos.
La laguna tuerta de nudistas
acoge mi cemento-abdomen húmedo
y caliente de rosales,
de alquimistas flemáticos suicidas
desaparecidos en novelas.
Te vi.
Te fuiste luego.
Otro diálogo
I (La espera)
Dice:
Alguien remueve mis notas.
¿Los capitanes del averno?
Los dictados, no,
la locura, sé que no.
Pásame el azúcar y tiembla,
porque pienso herirte con mi espada.
II (El retorno)
La ansiedad calmada por la química,
ahuyenta el pesar y la flema;
larva creciente en el río de tu sangre,
loba furiosa por vengar los agravios.
-Puerto de la Mora- Granada-
Lavaba en el reflejo de la tarde
los finos paños y las túnicas moradas
de la penitencia bien enjuagada.
El olor a almizcle se esparcía
por el monte y el agua que santifica
y se esparcía entre destellos áureos
de la luz del sol entre los árboles
y se posaba en “La fuente de los enamorados”.
III (El romance)
Por tu perdón,
cuánta sangre correría,
por otra noche
acariciando tu cuerpo sin sueño,
cuánta sangre vertería.
Eres mi latido, mi sueño bermejo;
azufre divino que tus ojos me lloviese,
gustoso bebería,
me zambulliría en el cuenco del silencio
e insomne, guiado a gruta satánica,
al secreto pozo de tus dragones carniceros,
al saliente y al abismo arcano,
al terreno pantanoso
o a la lúgubre grieta negra
donde habita sin duda, la humillación.
Solo y errante,
al regazo de tu sombra iría.
IV (La espera)
Oye:
Alguien araña mis paredes.
¿Las águilas del imperio?
La descarga no.
Lo perentorio sé que no.
Descálzame y tiéndete junto a mí
porque estoy herido.
Augurios de Ángeles
Rastros husmeados y santos estigmas,
trompetas celestiales, anchos corredores,
lagos públicos de Babilonia,
cármenes orados y jardines maltrechos,
furtivas e insinuantes ondas de suplicios,
gélidos nocturnos arrozales
y la palabra siempre virgen.
Ronda de bandoleros y sombras gigantes,
mantones en el ruedo y desazones,
amante en el tendido de viril estocada,
carne frutal de solsticio y arena;
corpulenta ama loba que aúlla en el coso.
Renegado semen vertido y sangre
espesa corriente sobre el pecho dolido,
y los ademanes últimos del sufrimiento.
Redimirnos a los toscos y lugareños,
a una Arcadia de quimera y de lunático
temple ante la muerte desvestido.
Rendición que no es perfidia ante los corceles,
hombre en clamor de combate oculto entre dunas,
delirio terrenal cabe a la ternura,
donde los ángeles bogan
y los demonios anfibios
nos regalan valor y antorchas.
Rosas y las palabras terrenas.
Rosas.
0 comentarios