Solo el tiempo perdido

Nota del autor:
Solo el tiempo perdido nos adentra y enfrenta a dos interpretaciones distintas de un mismo concepto: el tiempo perdido como dimensión mensurable.
Marcel Proust nos dice en su En busca del tiempo perdido: “Los días van cayendo poco a poco encima de los anteriores y, a su vez, los entierran los siguientes. Pero todos los días pasados se quedan depositados en nosotros como una inmensa biblioteca donde hay libros más viejos, y algún ejemplar que seguramente nadie pedirá nunca [...]”.
Aquí, se trata del tiempo perdido y la percepción plena de su paso irrecuperable, la sensación desoladora de haber desperdiciado etapas completas de nuestra vida.
Nos revela de manera inflexible que el sistema es corrupto por naturaleza y que tenemos que asumirlo como parte de la existencia, aceptando pérdidas y decepciones a base de ásperas experiencias.
Por otra parte, hay otro tiempo perdido en positivo, aquel que no figura ni trasciende, es el tiempo desaprovechado materialmente, el que, sin embargo, suma; y dispone los momentos que nos hicieron crecer como individuos conscientes y apreciar los periodos de soledad.
Las horas de reconciliación con uno mismo.
Es indudablemente, un guiño y homenaje a David Lynch. Sobre todo en el relato, y en algunas pinceladas en poemas concretos, que ya avanzan algunos detalles del mismo.
Podremos leer: “Testimonio en el tiempo/del dolor, cuando llega y lleva propósito [...]”.
Desde otra perspectiva nos asegura que: “el alma se reinicia,/el tiempo y la paciencia/te conducen por senderos inexplorados”. Y concluye tajante: “Te salvan”.
SOLO EL TIEMPO PERDIDO
FRAN IGNACIO MENDOZA
"No es que tengamos poco tiempo,
sino que lo perdemos mucho".
Séneca,
"De la brevedad de la vida".
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