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Del color que destila aftrtunadamente la pureza

Del color que destila aftrtunadamente la pureza

 

Del amor y la muerte I

 

Vacío el cielo, de lluvias anheladas y prontas luces,

hay un augurio que rige los destinos y pronostica uniones,

hay un agujero, donde como presa ,deseas caer por siempre,

hay el mar entero para pasear como si fuese arena;

 

Pero en la vigencia de todo, el minuto siguiente se hace siglo,

la pared tan blanca, es la transparencia del mensaje, lo callado,

lo que queda entre paréntesis, el perfume derramado,

el amargo atardecer de los que mueren y lo saben.

 

El amor y la muerte se acuestan juntos y se conocen bien,

el olor de ambos a lumbre y ascua, es la sola comprensión,

que hace que se aten entre las mismas sábanas acontecidas.

Y solo así, amamos nuestro muerto.

 

Como el sueño viril que te domina y acosa de sudores

y sientes, que sin esa fuerza nada tendría cabida.

El carbón de la mirada que enciende el puro misterio

y los alambres de sentimientos cruzados.

 

De ansia inevitable.

Pura y doliente.

 

Del amor y la muerte II

 

La rosa que está en tu pecho y palpita, dice...,

enseña un vasto horizonte poblado de deseos verticales.

La rosa, la luz que habita dentro de tu pecho galopa,

y hay un vaso que guarda lágrimas, desengaños, trinos, ternura,

y hay el pozo donde viertes el contenido, luego cuando la muerte...

 

Así, amor mío, nos queda el futuro de las velas

en el amplio salón que divide y separa vidas,

y los que pierden, agradecen el paso en la pérdida,

polo opuesto que gravita en la sien y sostiene ante el desmayo;

 

Jardín devastado que añora primaveras,

que tiene ortigas, plásticos, bufidos, secuelas, rebuznos,

solicitudes, insultos, mocos...,

pero no así el corazón, por más que la anulación insista.

 

No así pasión, que no conoce freno ni debiera...

No así.

Vacío ya de tinieblas, está el aliento que nos sobrecoge

y el color que destila afortunadamente la pureza.

 

Firmamento

 

 

Se acopla la tarde al sosiego perseguido,

la tarde, se asemeja lenta entre júbilo y delicadeza

a otra tarde, en que la lluvia incesante

era el consuelo de tus ojos

y el frío cúmulo de carámbano,

era el frío de la impaciencia e ira que nos albergaba:

triste escozor que escudaba nuestro orgullo.

 

Felizmente impasibles, inmersos en el misterio

de la panacea de nuestra compañía.

Silba,

         entona,

                     mira...

y destruye en este chance la solidez de los desdenes,

que acarrean el tormento ajeno y perlado

 

Mira por amor,

entona piano el silbido sostenido

que genera el descanso,

que regula,

 la calma que ha de tornar a tu mirada.

 

Tenemos el mundo con alas,

para salir despedidos a Utopía,

está el color de la tarde que se acopla a nuestros cuerpos,

hay un rincón para estar y permanecer ignorados,

existe el espíritu cómplice de los muros protectores

y el amor que agiganta la sabiduría (de la locura)

 que solo nosotros experimentamos .    

 


Clausura el alba

 

Vernos por las calles y no hablarnos,

revuelve el tiempo y trae náufragos,

se pudre la hiedra en los andamios

y tachamos de gris el cielo, enmarañados de cólera.

 

Ando lo desandado y amonesto a mi pasión.

Claudico tan temprano, tras una espera sin sillones.

Cabizbajo, te sorprendo pleno de amor callado.

Cruel el volcán enfatiza su ebullición

y nos arrasa el ímpetu que congela la coherencia.

 

Aún estrujado, el corazón se agita,

obcecado en su escasa resistencia, permite

que la noche remita y nos engulla

en la jungla poblada de salvajes intenciones.

 

Pliego y me ofusco en los platos vacíos,

me retiro en santo oficio y degüello,

la sola apariencia de rendición probable.

Me encierro al misterio que corrige el silencio

y me emborracho privado de correspondencia.

 

Vernos por las calles y no hablarnos,

clausura el alba y llueven sapos.

Los colores vividos - muestra-

Los colores vividos - muestra-

Color Blanco

 

Blanco, blanco,

más blanco,

diera a los dientes ese resplandor,

cuando en la duda reflejas blanco,

con el olor que tú imaginabas

un día en pleamar...,

blanco de luz que abarca

el brillo del sol en tus ojos,

y no en la sombra de tu ombligo.

 

Concebía blanco el color,

pálido jamás,

o rosa que..., rosa como..., rosa acaso,

que luego no permaneció a tu orilla,

en tus renglones atropellados,

en tu afán de abrazar más

y aun más blanco,

como la espuma reciente en los hombros,

como el peso blanco de la nube azul,

que no será jamás el hato de culpabilidad

que cargamos inocentes.

 

Blanco, blanco,

casi transparente,

en la sien la certeza de la luz blanca,

esa que no cabe confundir,

que no permite escape hacia el abismo.

Blanco el cielo, el mar, la noche,

que destellada en tu memoria se amarillenta,

la imagen decisiva, rotunda y física,

los años escuchados y vencidos,

el puro blanco de la nieve

que no cubrirá la cordillera del corazón.


Las rosas de ayer

 

Somos los despojos de lo que fuimos,

las rosas, huelga iterarlo,

hoy son sangrantes espinas.

Y los besos que ardían imparables,

ya no aceptan las aves del deseo.

 

Hemos caído en el hueco lúgubre

de los desamados perennes.

Ciegos,

atravesamos la cordillera del lamento,

con la venda en los ojos bien apretada.

 

Resignados al olvido y las bodegas húmedas

de inciertos amaneceres.

Atinados por la desdicha y la quiebra,

cuando ya no nos abruman

arduas ilusiones siquiera.

 

Somos el resquicio de lo recién construido,

obra paralizada

donde crecen hierbajos entre cimientos.

Baldío paraje el que se nos lega,

cuando persistir no tiene razón.

 

Desamparados a los días venideros,

con la fría manta que cubre un cuerpo solo.

Y la medianoche de las lámparas encendidas,

buscando entre la sombra el viejo pliegue,

el olor cómplice que no está a tu costado.

 

Somos ya la casa cerrada.

Los muebles cubiertos,

los platos enmohecidos,

las sombras de la sombra

en el valle poblado de memorias.

 

La mirada al frente,

las manos vacías,

el hielo del alma

y el martillo que aplasta el sexo.

Los días imperdonables.

 

Los colores vividos,

el cielo que acosa,

la vela apagada.

La rosa que seca ya

pertenece a nuestro pasado.


Cernuda con violetas

 

Ya sabes que están podridas las lenguas

que a tu persona pretendían desprestigiar,

que el odio homófobo,

en el negro velado de la verdad,

aún hoy cohabita entre nosotros.

 

Pero no sabías que la lira

de tu palabra exacta persiste,

que eres mención inevitable,

guía de universal sonoridad,

que colmas de distorsiones

tu elocuencia; y nos recuerdas

que al ritmo con que se esculpe el amor,

se restauran ruinas.

 

Cernuda con violetas

en el andén de las esperas,

malogradas quimeras que el tiempo permite,

desesperados momentos que no anulan el deseo,

plenitud aletargada en la eternidad que nos une.

El exilio voluntario -muestra-

El exilio voluntario -muestra-

PENULTIMA HORA

 

Anoche, rescatándome de los escombros vividos,

las horas se hacían cadentes y sin luz.

Juzgado por un tribunal sin rostros,

en las vigas del techo…

 

Anduve de arriba abajo, revolviéndolo todo,

buscando entre mis cosas una paz extinguida;

mi cuerpo era una maleta pesada

y las tortugas se habían convertido en mis pies.

 

Las horas se hacían cascote en la mente.

 

Anoche, aún me sentía con fuerzas,

a pesar del inmenso rompecabezas

que ocupa mi vida desde siempre.

 

En los salones abandonados

y en la nota de equilibrio olvidada

en un pupitre, en el que no aprendí nada.

 

Las nubes ahorcadas con los cables,

los ojos rebosantes en un estanque sin caricias.

Las paredes enajenadas implorando el viejo calor.

 

Anoche, bizarro, quise gritar con rabia:

la destrucción es sentir más frío que nunca,

es ver arder el decorado…

 

Me froté los ojos con ambas manos,

resignado contra el marco de la puerta.

El hombro entumecido cuando despuntó el sol.

Y en la suma de la noche con el día nuevo,

las horas se hacían un flamante colador.

 

 

LAS HORAS MUERTAS

 

 

Así las horas han muerto,

echando cerrojos a la luz.

Te he esperado una vida,

delfín, o sólo pompa cálida,

en las horas de cemento

que separa los días,

con ansia, en punto, a esta hora.

 

Te he esperado sin acabar de llegar,

como se espera un beso en la mañana,

un latido al lado al fin,

una mueca feliz que rebase

 al monstruo del mundo.

Sin acabar de llegar,

las horas muertas esperando,

las horas de hastío a mi alrededor.

 

Así, mi sonrisa

 se ha dibujado un instante,

y las horas se morían

 en el jardín esta tarde,

de vuelta a un silencio

 que provenía de los muebles,

y la alegría se reclinó

sobre mi hombro, peso ingrávido,

de calor maternal…

Así las horas de miedo,

 hoy han muerto.

 

LO QUE DIRÍA

 

 

Besando mi miedo había ido,

por fiestas y también en tardes,

 solitario.

Miedo de basalto y caliza porosa.

frío acantilado entre tripas

que tienden a almacenar.

Por los callejones angostos

de un pueblo vacío,

 pero besándolo.

 

Te diría que no existe del todo,

pero las horas corroen,

y ese animal que transforma

cortinas en fuegos no está.

Llorando de nada sirve,

entonces mi miedo se robustece,

y nace un silencio perro,

un halo cabe al trastero

de ponzoña y reciclaje.

 

Besando mi silencio te había amado,

derribando tus defensas y columnas,

pero aún así,

las escenas eran demasiado claras,

las voces y las lenguas eran sacos abiertos

donde las culebras te ahogaban.

 

Pero no,

no, yo te diría que las escenas eran claras,

que mi miedo se quejaba,

excesivamente cruel conmigo,

y te diría…,

 sabes bien todo lo que te diría,

pero mi miedo de basalto y caliza porosa,

lo impide muchas veces,

a veces,

cuando te he rozado apenas.

 

Los cachorros de la hiena han crecido,

Y el miedo

va envejeciendo lentamente,

entre mi cuarto y la cocina.

 

Besando mis fatigas he despertado,

el corazón tambaleándose de cansancio,

con mi miedo besándome

 en los labios sin sentirlo…,

por fiestas y también en tardes,

solitario,

mi miedo de basalto y caliza porosa.

Fray Fran Ignacio Mendoza

Fray Fran Ignacio Mendoza

Me presento en el día de hoy a las 23:22 del 16 del mes de noviembre del año 2017, d. C. Aquí, desde esta plataforma y con este ensayo de carta a los Corintios según  San Fray Fran Ignacio de la Franca Lealtad, para rodar y volar en este estado de emigración personal y virtual, a partes iguales, ya que siempre he defendido la equidad, la razón, el libre albedrío y las frutas del bosque de mañana. El aroma de tu voz, de una voz cualquiera, que más da, ocho que ochenta.  La sangre que purifica el alma también necesita agua, vino y algunos tajos de buen humor, tras el refectorio y las plegarias no atendidas. Pero iteradas hasta la saciedad. Ego, o sea:Ego autem mea in conspectu tuo ego sum.

Revisiones xilófagas de viejos poemas

Revisiones xilófagas de viejos poemas

1.

REDUCCIÓN 

(LOOK BACK IN ANGER)

Tenemos malas conexiones 
e ideas preconcebidas
que me han ido reduciendo a nada.
Lapsus.
Estrellas distantes y amorfas
colgándose de mis orejas.
Y sentir que no hay tiempo.
No lo ha habido nunca.
Me he ido con mis dedos
rozando la pared fría y blanca 
del pasillo interminable
por donde un pasadizo daba al abismo.
Y el abismo desdice que no es esto...
A mi costado los metales crujen.
Me duelen los vacíos 
y los barcos hundidos, las pasarelas
las pasiones descargadas 
los párpados
la puerta al despertar
y la luz apagada.
Tenemos música a intervalos
con goteras calando la mente y los pies
y en el otro extremo de la avenida
hay un agujero
en la sien sin luna
por donde asoman los guardianes del mundo
con túnicas siempre sudadas. 


Oscuras manipulaciones

 y perforaciones de tímpano.

Me he ido orinando
en los pantalones,
acojonado
por el terrible silencio.

El mismo silencio de tumba.

(Waiting so long, I’ve been waiting so, waiting so)
Look back in anger, driven by the night
Till you come.
(Waiting so long, I’ve been waiting so, waiting so)
Look back in anger, see it in my eyes
Till you come


De ’El exilio voluntario’ Ed. CasaEolo, 2013. Fran I. Mendoza

 

Look back in anger / David Bowie (Lodger, 1979)

NotodoesPoesía#Nitodoes#vanguardia

NotodoesPoesía#Nitodoes#vanguardia

Se lee mucha poesía, pensamiento, mucho dictamen filosófico, y mucha palabrería hueca, mucho blablabla para decir aquí estoy yo.
Pero la poesía se escribe en los pupitres, en las paredes del metro, en las puertas de cualquier wc, en cualquier estación, cualquier día del año. No necesariamente está en las redes ni en los libros. 
A veces es una sonrisa en la calle.
A veces una palabra amable al contestar a alguien.
A veces, cielo y asfalto oliendo a humo.
Se lee mucha poesía y no por tener formato lo es.

Fran I. Mendoza ® © Safe Creative/2016

Imagen:

http://www.analisisdigital.com.ar/…/09/09/foto0_1_190506_1.…

Oraciones desmedidas III

Oraciones desmedidas III

- Poemas Xilófagos - 

 

Apertura 18

 

 

En el fondo sé que hay algo más,

algo más que ya no nos aterra.

se acerca el amigo en la noche gélida

del vacío vivido y despoblado.

Que la luna presa de temores

será solo parte de un decorado onírico

parte de un guión  deshecho.

El amigo desconocido susurra tras la puerta

y las paredes se llenan de ojos

se llenan de brillo en la espera..

Que dulzura sientes

cuando amanece  y sabes

que tu sueño es compartido.

 

El tastero del corazón

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Poema xilófago -Opus XXI-

Poema xilófago -Opus XXI-

 

argonauta 1999

 

Celeste me dicta normas

me anima,

dispone de corrector didáctico

de conexiones inalámbricas,

consiente cuando formulo conjeturas,

desconecta

cuando me invaden efluvios

con terrible sopor e invento lunas.

Naves invasoras.

Reviso el correo acumulado

mientras nieva

en las playas en agosto;

oscurece el mar mental

de mi pasado

y fijo la mirada en el último dígito

donde amanece una pasión 

en un futuro álgido que me paraliza.

Pierdo un renglón y mastico

el hueso pelado de la duda...

De rodillas me inclino ante el contenido

y me descubro perforando

andamios, tal vez, egipcios.

Celeste comunica con un argonauta 

descubierto en sedimento

en la base molecular de Plutón,

admite haber resistido siglos

en la fe de la ciencia para regresar hoy.

Me abrevia:

en la hemoglobina de un sujeto desconocido.


de Opus XXI, 2010.

Nosolopoemasxilófagos

Nosolopoemasxilófagos

Solo vives aquí.
No hay otros mundos.

Ciégate para siempre: también la eternidad está llena de ojos.

Paul Celan

Poemas xilófagos

Poemas xilófagos

 

Naranja

 Una velada, el atardecer, la ensoñación…

 

 

Me miras mejor

 

Mírame

protege nuestra verdad.

El sol se pone

y nos cubre de naranja.

Permanezco aquí

desnudo, mirándote.

 

Mírame

echa la manta.

El miedo se pierde así.

No te asustes

si tiembla el corazón

o nos parece que el mar nos come.

Es un ogro el deseo

que no se debe encadenar.

 

Nunca.

Nunca.

Nunca.

Acércate.

Baja aquí.

Resiste.

Mírame

cómo mis ojos te miran

y se sumergen en los tuyos.

 

Cómo mis dedos se deslizan

hacia donde diriges tu mirada.

Mirándote

me acerco más.

Te abrazo

me miras mejor.

 

 


Revisiones xilófagas de viejos poemas

Revisiones xilófagas de viejos poemas

2.

 

Mimetismos

 

 

De tus labios retumban las palabras

como el eco de las tormentas alejándose.

En el pecho

en ascuas se convierten

y en la sien son agujas que perforan

esparciendo tu visión gris de la tarde

con la materia gris de tu mente castigada.

 

Del castigo que te impartes por temor a amar

en la llanura ignota que delimitas

sabiendo amar en  el verde reflejo de tu mirada

a mansedumbre ansiada bajo secreto.

 

El mar azul

y el negro de tus pasos

enhebrados con el hilo

que cose la noche avanzada

en el delirio y el latido acelerado

con el manto áureo de los amaneceres

y el apremio en las decisiones últimas.

 

De tus manos nacen los laureles del perdón

la fatídica sucesión de uñas comidas

rabia dolida y pasión negada

en aras de un orgullo que provoca guerras frías.

 

En tus palabras reviven los infiernos

el fúnebre clamor que amedrenta la ternura

el sopor en el balance de las horas y los cantos

enterrado bajo losas y castrado adoleces.

 

Salvaje el mar

empuja contra el acantilado

celoso de bruma y sediento de labios

con la saliva de la inquietud y la sal.

Exclamando ayes.

Vencido.

Ayes, arrepentido cada mañana.



"Del color que destila afortunadamente la pureza" Ed. Gerust, 2014.

De 'Todas las herramientas'

De 'Todas las herramientas'

Poesía de perros

 

La poesía ladra en los parques,

Palabras dormidas en los salones,

Fieles como perros, husmean todo rastro.

Acosan todo corazón sin tregua,

No dejándole un respiro.

 

Jadean en la tarde oculta ante el despecho,

Atacan  por la espalda y esposan la sonrisa.

 

Yo no tengo la culpa del odio sembrado,

Fértil semilla que se propaga en las ciudades,

Sermón olvidado que marca editoriales,

Disolución instantánea de la razón,

Con pocas razones...

 

El verso se vomita en los parques húmedos...

Renglones de aire que el aire aspira.

Masacradas ilusiones que pierden brillo,

Ante la fría mirada occidental,

Acostumbrada a las masacres.

 

Ed.Osiris, 2012.

® © Fran I.Mendoza